martes, 28 de agosto de 2012

El arte de retener

No es sencillo retener a alguien… o quizás sí. En el mundo del fútbol el dinero es el arma sentimental más poderosa: el color de los billetes es el mismo, pero el de la camiseta y el del corazón, al parecer, cambia en demasía. Pero también hay otras cosas con las que aliñar el asunto: que si vas a ser importante, que si la afición te quiere, que si esta ciudad ya es como tu casa etc.



En el tema de las mujeres, hay que reconocer que a veces somos peores que ellas. No estamos seguros de querer estar a su lado, nos enervan muchas cosas suyas, incluso podemos sentir repugnancia en momentos puntuales… pero no queremos que se vaya del todo. Preferimos tenerla ahí, asegurada en un rincón, eso nos produce cierto alivio y nos otorga una gran sensación de poder.

Hay múltiples de maneras de conseguir esto, pero todas se reducen a una cosa: promesas que no valen nada. Sí, como la canción de ‘Los Piratas’. Al principio puede ser costoso, pero después sale de manera automática: hablar sobre planes futuros, reiterar todos los errores que hemos cometido y hacer ver nuestro arrepentimiento, mandar mensajitos de amor estratégicamente por la noche (no muy tarde, que no sean obscenos), y nunca, nunca, confesar que nos estamos beneficiando a unas cuantas (bueno, a una a lo sumo).

Allá van algunas frases que os pueden servir de ayuda:

No te lo he dicho nunca, pero te quiero
Nunca he sentido algo así, estoy dispuesto a todo
Lo que más echo de menos es dormir contigo
En realidad, creo que podríamos haber sido felices juntos

Todo esto está muy bien, pero al menos yo siempre termino retomando el contacto de la misma manera: "¿Hola?"

domingo, 26 de agosto de 2012

La rebelión de los novatos (Primer encuentro sexual)

A falta de fichajes rimbombantes (¿os imagináis que Modric al final no viene?), el espectáculo en nuestra Liga lo están poniendo los chavales, los niños, aquellos que todavía parece que no se han contagiado de nada nocivo, cosa rara en el mundo del fútbol. En la primera jornada fue Fabrice (Málaga) y en la segunda Leo (Rayo Vallecano). Aunque lo parezca, sus actuaciones no deben ser tomadas como norma. Si el jugador camerunés hizo un partido más que notable, el delantero ítalo-brasileño lo rompió. Sí, está claro que son muy buenos futbolistas y que, si se respetan los tiempos bien, podrán llegar a hacer cosas importantes.



Vale, pero no siempre es así. A Óliver Torres se le exigía poco menos que ser una mezcla entre ‘El Niño’, Diego Ribas y el Kun Agüero. Quizás es demasiado, ¿no? El de Navalmoral de la Mata, además, se vio obligado a reconocer que “estaba nervioso”. Joder, es normal. A esto es a lo que me refiero. En el caso del Atlético, no se puede utilizar a una perla de la cantera para tapar que no ha entrado ni un mísero fichaje (de los de verdad, para entendernos). Más bien creo que la excepción es lo que ha pasado con Fabrice y Leo en los primeros partidos.

Lo habitual en un debut es que no te salga el partido de tu vida. Cuando es un rollo nocturno, todo está permitido. Lo más lógico es que no veamos más a esa fémina (al menos no sobrios), y eso nos quita mucha responsabilidad. Aunque la gente no lo crea, hay muchos polvos excepcionales con alguien que ni siquiera conoces. No hay más presión que la que tú imprimas al bombeo.

La cosa es diferente si la susodicha es una mujer que os hayáis currado un mínimo y que conozcáis desde hace un tiempo. El primer encuentro sexual tiene su relevancia y además, existen posibilidades de que cuando se produzca estéis sobrios (acostumbraos si no queréis llegar al alcoholismo). Aquí, seas quien seas y te hayas pasado por la piedra a quien te hayas pasado, te pones tenso. Esto es así.



"¿Prefiere que le meta el dedo o sólo que frote? ¿Se ha corrido ya o es su gemido habitual? ¿Estará fingiendo? He eyaculado demasiado pronto… ¿Cómo se lo digo?" Estas son sólo algunas de las cuestiones que se pasearán por vuestra mente, así que lo más seguro es que no, éste no sea el polvo de vuestra vida (ni de la suya). Pero miradlo por el lado bueno: no es aconsejable dejar el listón demasiado alto las primeras veces, ya que luego te exigirán que no lo bajes. Pedid un margen de error, si Óliver Torres tiene que coger confianza, vosotros también…

jueves, 23 de agosto de 2012

¿Trabajo o amor?

Lo del anuncio del desodorante ‘Axe’ tendrían que hacerlo en el vestuario del Barça. Primero fue Gerard Piqué el que se levantó a una musa como Shakira (ahora son una de las parejas más empalagosas del mundo) y ahora es Dani Alves con Bar Refaeli. La israelí tampoco está nada mal, pero lo mejor de todo es que la prensa del corazón creía que viajaba tanto a la ciudad condal para zumbarse al propio Piqué (sigues siendo mi ídolo) o a Cesc Fábregas (que está con una mami tremenda y también muy exótica).

El caso es que Guardiola empezó a coger tirria al zaguero cuando Shakira comenzó a cambiar las letras de sus canciones. No le gustaba que el chico estuviera tan feliz y sobre todo tan cómodo delante de los flashes. Ese tipo de distracciones no son propias de uno de los vestuarios más formales del mundo y Piqué (que además no daba una en el césped) se fue al banquillo. Ahora Pep se ha ido, pero está Vilanova.



Se rumorea que existe cierta preocupación entre el cuerpo técnico blaugrana porque algunos jugadores están llevando una vida “desordenada”. No hace falta hilar muy fino para deducir que uno de ellos es Dani Alves. Ligarse a una ‘top model’ requiere de tiempo, eso está claro pero se puede volver a repetir la historia de Piqué. ¿Qué preferirá el brasileño? ¿Trabajo o amor? Compleja cuestión, sin duda.

Y es que algunas mujeres demandan mucha atención. Como ya he explicado aquí en infinidad de ocasiones, el sexo femenino es egoísta por naturaleza. Sea cual sea su horario de trabajo, tendrás que amoldarte. Lo tuyo no importa, lo suyo es serio de verdad. Así que los madrugones sin apenas haber dormido o las absurdas excusas para salir antes del curro serán cosa sólo tuya.

El ‘calzonismo’ laboral es más habitual de lo que creéis. Dejamos de lado nuestras aspiraciones profesionales para mantener una relación y al final, ni una cosa ni la otra permanecen estables. No abogo por la adicción al trabajo, pero en algunos campos ellas no deberían entrar. También tenéis otra opción que, a la larga os puede traer muchos problemas pero no éste: salid con vuestra compañera de curro. Y listo. Eso sí, 24 horas non stop es muy, muy duro.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un comienzo cualquiera

Pues ya comenzó la Liga y lo hizo con la sempiterna batalla entre Real Madrid y Barcelona copándolo todo. Aunque a muchos nos duela, ésta va a ser tónica habitual. Sólo hubo un chaval, de nombre Fabrice, que consiguió acaparar un poquito de atención. Únicamente tuvo que ser el futbolista más joven en marcar un gol en la Historia de la Liga. Casi nada.

El caso es que los dos transatlánticos de nuestra Liga empezaron de la manera en la que no terminaron: el Madrid dubitativo, el Barça arrasando. Ojo, Alves ya caldea el ambiente: “Está bien que sepan que lo del año pasado fue un accidente”. Tranquilidad, todo apunta a que Pepe estará listo para la ida de la Supercopa. Con ellos sobre el césped, el fútbol es casi secundario. La brea está asegurada.



Dice la tradición gitana que es preferible un mal comienzo. Que así lo malo se queda al principio y no al revés. Reconozco que yo pensaba lo mismo cuando jugaba al fútbol (de guardameta). Un mal calentamiento daba lugar a las actuaciones más brillantes; un calentamiento sobrio, a los errores más garrafales.

Siempre he sido supersticioso, aunque en las relaciones no sé por qué decantarme. Es verdad que un inicio tormentoso no es muy alentador, pero un principio de intensidad pasional extrema es sinónimo de corte inminente. Cuando se acaban los polvos salvajes, los abrazos dramáticos y las promesas de amor eterno, nos damos cuenta de que eso es un auténtico coñazo. Entonces, ¿qué es preferible? ¿Empezar jodidos (y jodiendo)m o hacerlo como la pareja ideal?

Ni una cosa ni la otra. Al final, las relaciones más solidas empiezan casi sin darnos cuenta. No sabemos que algo está empezando, ni siquiera sabemos que eso es una relación. Los vínculos que se crean rápido se destrozan a más velocidad aún. Piano, piano, señores. Lo demás es todo ficticio.

sábado, 18 de agosto de 2012

El negociador de hierro

El mercado toca a su fin y todavía existen infinidad de incógnitas. Una de las mayores, a mi modo de ver, es si el Athletic terminará claudicando o no. Josu Urrutia lo ha repetido por activa y por pasiva: o cláusula o carretera. Parece que el Bayern ha tomado buena nota y va con 40 ‘kilos’ por delante. Sin embargo, la Juventus no está por la labor. ¿Resistirán los ´leones’?



Convertirse en un férreo negociador (con las mujeres) no es cosa de dos días. Más bien es un proceso largo, en el que hay que aguantar muchos tirones y no dejar entrever en ningún momento un resquicio de fragilidad. A ‘grosso modo’, estos son algunos de los pasos que hay que seguir:

-Bloquéala en las redes sociales y borra su número. Lo normal es que te lo hayas aprendido de memoria. Da igual. Iniciar el contacto con ella no es una opción. Contestar ya es otra cosa.

-Si existe alguna conversación, intenta no perder los papeles y que de tu boca brote sólo mierda. Puede servir para desahogarte, pero denota que aún te importa. También debes aguantar en los minutos posteriores al encuentro o a la conversación. “Tendría que haber quedado con ella” o "¿Y si le digo que la quiero?” No, nada de eso, aguanta como un hombre.

-No caigas en el juego de mencionarle tus conquistas (reales o ficticias). No es elegante, si sólo vuelve por miedo, no tardará mucho en irse de nuevo.

-No cedas ni un ápice en temas trascendentales. Si ha excedido los límites, házselo saber y desaparece. No puede haber concesiones y menos al principio.

-Nunca te creas palabras de amor que vienen demasiado rápido. Lo que cuentan son los hechos, cíñete a eso cuando sientas un deseo irrefrenable de arrastrarte hacia ella.

-Controla tus impulsos sexuales. Convertirte en su ‘puta’ no es el camino.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Y si nos dice que sí?

El pescado está vendido. Parece que Luka Modric viajará a Madrid después del compromiso amistoso de su selección (ante Suiza), que se disputa en Split. Todo hace indicar, pues, que el culebrón llega a su fin. El fichaje del verano ya está preparado para hacer las delicias del respetable. Sin embargo, ahora que está tan, tan cerquita… ¿ilusiona tanto a la afición el futbolista? ¿Tiene sitio en el once titular de José Mourinho? ¿Y si es un nuevo ‘Nuri Sahin’? ¿Por qué no ha venido David Silva, el Kun Agüero o cualquier otro?



Así es la condición humana, amigos. Siempre queremos lo inalcanzable, idealizamos lo que no tenemos, endiosamos al jugador que viste otra camiseta. Aunque no lo creáis, para algunos la época más emocionante de la temporada es el estío. La incertidumbre de si vendrá este delantero o este centrocampista, la emoción de los bulos veraniegos, las declaraciones cruzadas de dirigentes, etc. Después, cuando el fichaje en cuestión se oficializa, sólo queda en el interior de estas personas un gran vacío.

Y es que para muchos lo mejor de la relación sigue siendo el cortejo. La época de las promesas de amor eternas, la de planes de boda, de familia numerosa y de casita en el pueblo. El tiempo en el que es otro el que duerme a su vera cada noche. Anhelamos con fuerza ese pedestal, deseamos con fervor poseer a esa diosa. Vamos, que nos enchochamos de un proyecto, de un reto, de algo complicado, cómo sea ella es lo de menos.

Pero existe un problema. A veces (pocas, pero ocurre) conseguimos lo que nos proponemos. Que sí, que te has pasado tres meses llamando a una desconocida ‘princesa’ e instándola a que deje a su novio de 9 años. Y al final la has convencido, campeón. “Cariño, ya ha terminado la pesadilla. Le he echado de casa y les he contado a todos que estamos juntos, que eres el hombre de mi vida. Por cierto, este mes son 200 euros de hipoteca. - ¿Perdona?

Ala, ya la tenemos, ahora sólo tenemos que pensar en cómo dejarla. Si es que somos unos monstruos…

lunes, 13 de agosto de 2012

Amistad (Cómo romper la barrera)

Vaya por delante que yo no creo en la amistad hombre-mujer. Sí, así de duro. Siempre pongo el mismo ejemplo a las tías a las que le explico mi teoría: “Yo no me quiero follar a X (algún nombre de un amigo), pero ese tío sí que quiere follarte”. Algunas se indignan y me insultan, otras me miran con aires de superioridad (nena, te acabo de poner a cuatro patas, tu opinión ahora como que me la suda) y las menos, me terminan por dar la razón. Ellas también lo saben, pero el mundo está construido así y se supone que no podemos cambiarlo.

Pero bueno, vamos a imaginar que sí, que tenemos muchas amiguitas, que el mundo es de color de rosa, un lugar maravilloso. O mejor aún, vamos a ser realistas: en nuestro entorno está la típica tía que tiene novio pero que es muy maja (y está muy buena). O a lo mejor nosotros somos los que estamos emparejados. El caso es que si no hemos intentado penetrarla es porque las circunstancias nos lo han impedido. Pero hemos seguido hablando con ella, viéndonos, incluso quedando de vez en cuando. Y, de repente, sin darnos cuenta, los astros se alinean: ella está libre, nosotros también (qué novedad) y nos preguntamos… ¿Por qué no?

Parece sencillo, pero no lo es. Aquí las señales e interpretaciones cobran una trascendencia vital. Bien, una cosa positiva es dejar de hablar tanto de otras parejas o ex parejas. Es complicado que se dé cuenta de que ahora estamos interesados en ella si no dejamos de contarle nuestras lamentables penurias sentimentales. Los planes, dentro de lo posible, deben ser a solas. Lo normal es que hayamos quedado ya en ocasiones para tomar algo, pero necesitamos dar un paso más allá, aunque sea para tantear: una piscina o un cine -por diferentes motivos- suelen ser bastante reveladores. En un sitio vamos a mostrar nuestro cuerpo y puede que comience la tensión sexual y el otro es un lugar para parejas. Si acceden a ir a solas con nosotros, algo hemos ganado.



De todas formas, la entrada es complicada. Nunca vamos a tener la certeza de que ella quiere algo y, además, si conseguimos entrar en faena la cosa se puede poner aún más jodida. Como le habremos contado muchas de nuestra intimidades, ahora corremos el riesgo de venirnos abajo (“joder, ella sabe que a veces finjo los orgasmos”). Pero en caso de que todo vaya por el cauce de la normalidad, aún nos queda una prueba de fuego. Vale, ya hemos follado y todo eso pero ahora, ¿qué? Ella no dice nada y no sabemos a ciencia cierta si quiere algo más, si somos ‘folla amigos’ (qué puto asco de nombre) o si cree que ha sido algo que es mejor que no vuelva a repetirse.

Sea como fuere y pase lo que pase, una cosa está claro: antes no lo sé, pero ahora ya no somos amigos. Bien.

sábado, 11 de agosto de 2012

Raúl (La capacidad de adaptación)

Sigo pensando que lo de Raúl González Blanco es encomiable. Para cualquier otro jugador, sus dos últimas temporadas en Alemania no habrían sido otra cosa más que un trámite, un puente hacia su retiro dorado (que ahora se produce en Qatar). Para él no. El español no concibe este deporte de otra manera que no sea compitiendo al máximo de sus posibilidades. También es honesto: sabe que con sus limitaciones debía bajar un escalón (del Madrid al Schalke) y ahora otro más (del Schalke al Al Sadd). Pero allá donde juegue, por muy ‘proletario’ que parezca el césped y aunque sus rivales ya no sean futbolista de talla mundial, él sigue dejando su impronta.



Y aunque muchos penséis lo contrario, no debe ser sencillo. Raúl, durante toda su carrera deportiva, ha penetrado en las defensas con más caché del Viejo Continente. Ha bailado con los zagueros más experimentados, ha batido a los porteros con más pericia y ha sido venerado por las hinchadas más exigentes durante años (la primera, la del Santiago Bernabéu). Aún así, ha sabido adaptarse a la perfección a otro tipo de fútbol, ha liderado a un equipo luchador, no ha tenido impedimento en fajarse como un obrero más en el terreno de juego. Ahora golea en Qatar. Lo que para muchos representa una suerte de pachanga de solteros contra casados, para Raúl sigue significando otra cosa muy distinta: fútbol, competición, goles.

Y es que resulta harto complicado descender a la tierra de los plebeyos cuando hemos estado un tiempo disfrutando en el Olimpo (y no, no me refiero al prestigioso club de meretrices madrileño). Por suerte o por desgracia no solemos alternar con diosas sexuales, con mitos eróticos, con bellezas inaccesibles por el gran público. Pero cuando lo conseguimos, y aguantamos un periodo de tiempo aceptable (un mínimo de dos polvos, hombre) es muy duro volver a los bares de siempre, a jugar en campos de tierra, a eyacular cerrando los ojos e imaginando a otra persona.



Pero no nos engañemos: esos son nuestros orígenes y la sequía hay que combatirla con oficio. Intentemos dar el máximo en cada encuentro sexual, no importa lo demacrado que esté el rival. Nosotros únicamente queremos engrosar nuestro CV y, si se tercia, hacer feliz a una tía que está acostumbrada a humillaciones y a tratos vejatorias. “¿Te ha gustado? –Sí, preciosa, ha sido el mejor polvo de mi puta vida”.

jueves, 9 de agosto de 2012

Jorge Mendes (La temible femme fatale)

Es como un elemento más del estío. Como las sobremesas tediosas impregnadas de aire artificial. Como las noches en la calle, igual de insulsas que todas las demás pero con una atmósfera peculiar. Como la incomodidad que siempre fingimos no tener cuando salimos infestados de arena de la playa. Como el orín en las piscinas (gracias Ryan Lochte, eres auténtico).


Pues eso, que cada verano llega Jorge Mendes con una sarta de alocadas y absurdas ideas que el Atlético termina por aceptar. La última se llama Bruno Alves y para llevarla a cabo hay que vender a Diego Godín. Bueno, si por el mismo precio puede meter a Ricardito Quaresma pues eso que se lleva. ¿Que por qué siempre hace estos negocios infames con el Atlético y no con otros clubes? A mí no me preguntéis, yo voté a Codos…

En este blog he hablado ya de muchos tipos de mujeres, pero me quedaba uno realmente importante. Una ‘femme fatale’ siempre te la cuela (nunca es al revés). Hay poco que se pueda hacer ante ella. Únicamente se presenta en tu vida cuando le interesa: puede estar en un paréntesis entre dos relaciones, quizás necesite una inyección de dinero o tal vez demande un chófer diario por su nuevo puesto de trabajo en la periferia. Y tú, que nunca has pasado de unos míseros besos, sigues cayendo.



Es la débil naturaleza masculina. Nunca aprendemos. Si es que es normal: la vemos aparecer con su lacia melena al viento, enseñando muslamen y nos derrumbamos a la primera carantoña. “Joder, igual estamos destinados a estar juntos”. Mientras lo descubrimos, seguiremos pagando copas, acercándola a diferentes eventos sociales (posiblemente en esa fiesta se follará a otro) y masturbándonos cada día frenéticamente pensando en cómo sería introducirnos en ese mágico vergel. Vamos, que durante una etapa ejercemos de ‘novio calzonazos’ sin ni siquiera mojar. Casi que me quedo con Jorge Mendes…

lunes, 6 de agosto de 2012

Versión oficial

Es la moda en esta época del año. Salvo excepciones contadas como las de Modric ahora o Agüero en su momento, los jugadores prefieren optar por la cautela. Mucho más con la crisis que devora al balompié patrio: ningún club puede asegurar pagar un traspaso, por pequeño que sea. Sin ir más lejos, fijaos en Diego Ribas. Hace unas semanas era vilipendiado públicamente por Felix Magath y odiaba todo que oliera a Wolfsburgo. Ahora “quiere llevar al equipo a Europa”. No es muy creíble, ¿verdad?

Pero la versión oficial es casi una obligación para una inmensa mayoría de futbolistas. Es mejor apostar por: “Estoy muy a gusto aquí aunque nadie puede decir lo que pasará en un futuro” y forjarse un futuro cómodo en el club actual si al final nadie puede comprar, que erigirse en ‘rebelde’ y arriesgarse a quedarse compuesto y sin equipo. Claro, luego hay excepciones como la del Málaga. Demichelis es claro: “El que se pueda ir, se irá”. Sálvese quien pueda.



Me encantan las versiones oficiales en las relaciones de pareja, más que nada porque únicamente sirven como placebo y quien las realiza de verdad se cree lo que dice. Esto ocurre básicamente cuando estamos muy enganchados a una fémina que, por las razones que sea, nos está jodiendo la vida. Se supone que lo más racional sería dejarla, pero como no tenemos los suficientes arrestos, nos consolamos con una de las frases más repetidas en las barras de los garitos más inmundos de medio mundo: “Ha llegado un momento en que ya me da igual, no me importa”. Claro que sí, campeón.

La versión oficial, en estos casos, se extiende también a la propia pareja. Lo más importante es no alterarse, no demostrar sentimiento alguno, asentir cuando vengan mal dadas. “Me voy de fiesta con Javi y Manu -¿Son tus amigos con los que solías hacer tríos?- Sí –Vale, cariño, pásalo bien”. Y lo mejor de todo es que cuando ella esté siendo penetrada por dos trancas de considerable tamaño, nosotros reiremos perversamente en la cama: “Aguanto este mes de alquiler y la dejo”. Qué lástima.