domingo, 22 de julio de 2012

El caso Diego Ribas (Cómo forzar el corte)

No sé a vosotros, pero a mí lo de Diego Ribas me huele bastante extraño. El Atlético lleva evitando el tema bastante tiempo, intentando que la gente no hable de él. Primero fue con Jurado (las negociaciones se cerraron por diferencias económicas) y después fue la venta de Domínguez. Pero de repente, el nombre del brasileño vuelve a irrumpir con fuerza. El Atlético tiene opciones de conseguir su retorno y, además, eso es algo que nunca ha sido desmentido por él.

Diego Ribas ya ha mandado varios mensajes de socorro que no han sido recibidos de la manera correcta. Daba la sensación de que una parte del club (el propio club) quería que la afición se desengañara de una vez, se diera cuenta de la cruel realidad. El Flamengo se vislumbró como una solución, pero finalmente no hubo suerte. El entorno del jugador, además, decía lo contrario: el jugador quería volver. El Wolfsburgo, con Felix Magath como férreo portavoz, comenzó a hacer su papel: tensar la cuerda para que el Atlético pagara. Es lo que se suele hacer cuando se realiza un fichaje.



Y cuando parecía que la cosa estaba más complicada, sale a la luz que la relación entre entrenador y futbolista es prácticamente nula. Que si se apuesta de verdad por él, Diego está dispuesto a comportarse como el mismísimo Modric. Pero, casualidades de la vida, el viernes a última hora se publica una extraña información. El ‘pesetero’ Diego denunció al Atlético por una ínfima cantidad de dinero. El mensaje a la afición ya estaba dado: no merece la pena hacer un esfuerzo por un mercenario de esa calaña. Y digo yo que quizás, lo que verdaderamente pasa, es que nunca se pudo o se quiso hacer tal esfuerzo.

Realmente es una estrategia tan cobarde como efectiva. Cuando no sabemos cómo dejar a alguien, lo mejor es que nos deje a nosotros. Forzar el corte es algo que llevamos haciendo desde tiempos inmemoriales. En cuanto veamos que ella se está ilusionando más de lo normal, que ya planea las vacaciones en el pueblo de sus padres o que simplemente nos hemos dado cuenta de que es un sobreaño coñazo, pues ya sabemos lo que hacer: demos la vuelta a la tortilla.



Convirtamos cada cita en in infierno: poca conversación, enfados irracionales, polvos egoístas. Tenéis que notar cómo el hastío y la desidia se apoderan de ella. Si todo va según lo previsto, os citará para hablar en un par de semanas. Haceos los sorprendidos: “No me lo esperaba, la verdad”.

Lo habéis conseguido. La mala es ella, ya os ha dejado. Y os dirán lo que a los seguidores rojiblancos: “Bah, ese tío no cuesta tanto, no merece la pena, ya traerán a otro mejor”. ¿Seguro?

2 comentarios:

  1. “Bah, ese tío no cuesta tanto, no merece la pena, ya traerán a otro mejor”
    NINGUN ROJIBLANCO PIENSA ESO, LOL PASATE POR LOS FOROS DEL ATLETI Y VERÍAS -.-

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  2. Creo que no has pillado la ironía y el sarcamos que envuelve todo el post...

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