lunes, 16 de julio de 2012

Jeques

¡Ay, ay, ay! Que lo del jeque siempre tiene trampa... Que viene un árabe exótico infestado de verdes y la afición se enajena completamente. Pero, ¿cuánto tiempo se sostiene la farsa? En Málaga parece que el cuento de hadas ha durado un añito… Que tampoco es cuestión de ser oportunistas, pero para qué engañarnos, se veía venir.



Joaquín, hombre dotado con el humor pero no con la astucia, ya dejó entrever durante esta temporada que en el vestuario estaban un poco acongojados con los cobros. Vamos, que se les debía pasta. Luis Rubiales, presidente de la AFE, ha confirmado esto: a la plantilla se le adeuda entre el 35 y el 40 por ciento. Casi nada.

Seguramente todo quedará en un susto (el descenso es imposible), pero los cambios tan bruscos terminan por ser nocivos. ¿Qué pensará ahora, por ejemplo, Santi Cazorla? ¿Hubiese fichado por el Málaga sin una chequera de por medio? Pues seguramente, no.

Los jeques del amor (no, no me refiero a los puteros, un gremio muy respetable) son muy efectivos durante los primeros minutos. Se aprovechan del desconcierto del rival y optan por crearse un personaje acorde con las cualidades de la fémina en cuestión: un escritor atormentado, un poderoso magnate, un responsable trabajador, un metrosexual empedernido, etc.

Son como camaleones, son capaces de hacerse pasar por lo que sea para echar un polvo. Y lo peor es lo suelen conseguir. Después ya depende del grado de inteligencia de la fornicada, después del fulgor de la penetración. El escritor se está sacando aún la ESO, el magnate curra en ‘Carrefour’ y el metrosexual tenía un buen matojo de pelos diez minutos antes de la cita.



Hay que reconocerlo: los que solemos ir de cara nos comemos menos roscos, pero… ¿y lo bien que suena cuando decimos eso de “es que estaba claro, se veía venir”? Eso no tiene precio, amigos.

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