Cómo afrontar un 'Boleto'

A veces, la pelea es tan estéril como incomprensible. Hace un tiempo hablé en este (vuestro) reducto de lo que sucede cuando un equipo quiere retener a un jugador en contra de su voluntad y ahora vamos a verlo desde la otra persepectiva. Partimos de la base de que esto es, por encima de todo y mal que nos pese a muchos, un negocio. Llego a entender que un club o un jugador tensen al máximo la cuerda por el tema económico. Es decir: vale, a Kaká le han dicho que por aquí se va a París (nada rimaba con Milán) y el brasileño se pone nervioso porque no se imagina cómo sería su vida volviendo al verde pero sin cobrar 10 kilazos. Ok, hasta ahí llego.

Pero el empecinamiento de algunos jugadores por quedarse donde ya les han dicho a las claras que no les quieren llega a ser irritante. Comprendo que lo de Sahin debe ser jodido. Llegas de Alemania con la vitola de ‘mejor jugador de la Bundesliga’ y te conviertes en un don nadie, en uno de los equipos más mediáticos del mundo. Hasta cierto punto, es comprensible que quieras demostrar a todos que se han equivocado contigo, pero sólo hasta cierto punto. José Mourinho no lo pudo decir de manera más educada: “muchacho, vete buscando la vida”.

Y es que por mucho que nos joda, cuando nos dicen que no, es que no. Da igual la forma del discurso: “No es por ti, es por mí”, “Necesito estar sola”, “Quizás en un tiempo”, “Por favor, márchate de una santa vez”, etc. Lo de verdad relevante es el fondo del asunto: no QUIERE estar con nosotros. Punto. No es que tengamos que perdonarla un desliz o ella a nosotros, ni siquiera se trata de un calentón por el cuidado del hogar. Simplemente (y por mucho que nos sorprenda), se ha cansado de nosotros. Adeu. Agur. Ciao (realmente esto en italiano es “hola”).

A partir de aquí, cualquier cosa que hagamos o digamos para convencerla de que está cometiendo el error de su vida, engrosará la humillación. Ni súplicas, ni lloros, ni arrebatos de orgullo -“ahora mismo me follo a… (nombre inventado, nuestra agenda está vacía)”- ni numeritos dramáticos (no le instes a que te lo diga mirándote a los ojos, porque te lo dirá). Sé que es una putada, pero por favor, tengamos un mínimo de dignidad. Nos ha dejado. Pues a otra cosa, mariposa.

Eso sí, siempre es positivo que os pille en un momento de bonanza económica, porque lo más probable amigos es que a partir de ahora (y al menos durante un par de meses) tengáis que pagar para penetrar. Qué cosas.

P.D: Cierro el chiringuito hasta el lunes 6 de agosto. Nunca pensé que diría esto, pero necesito desconectar del mundo femenino (virtualmente, claro). Intentaré pasar mi tiempo de asueto reflexionando menos y follando más.

La mochila (de mierda)

Lo de Luka Modric pareció algo totalmente fuera de lugar. No por la actitud del jugador en sí (que también) sino por el posicionamiento del Real Madrid. La táctica de Florentino Pérez en estos casos es verdaderamente injusta: el club blanco debe mantener su status de ‘señor’ a costa de que un jugador aparentemente normal se transforme en un ‘macarra’. Pero con Daniel Levy hemos ido a topar. Con su mujer intentando salir de una enfermedad grave y con su mejor jugador metiéndole el dedo en el ojo (Mourinho, has creado escuela), el presidente del Tottenham se ha tomado esto como una cuestión personal: de orgullo sí, pero también de pasta.

Pero en lo que concierne al futbolista, esto es un arma de doble filo. Se mire como se mire, es poco ético y profesional montar una ‘pelotera’ para irte, máxime cuando en tu club están resignados a ello y lo que quieren ahora es ganar dinero (lógico, por otra parte). Florentino Pérez piensa que a él nunca le va a pasar pero el fútbol da muchas, muchas vueltas. Si Modric es capaz de mancillar el nombre del club de White Hart Lane, quizás también lo sea, cuando vengan mal dadas, de hacer lo propio en el Real Madrid. Vamos, que la imagen del croata dista bastante del paradigma de chico trabajador y responsable.

Y eso que parecía justamente lo contrario. Pero a veces la mierda se acumula en un espacio recóndito y aparece junta el día menos esperado. Por eso es preferible escoger a una mujer que enseña su mochila con orgullo: “Sí, tengo un hijo, estoy divorciada y me acosan cinco hombres”. Si decides jugar, adelante, pero ya sabes lo que hay y la situación es tan difícil desde un principio, que es complicado que empeore (aunque no imposible).

Por favor, desengañaos de una vez. Todas, TODAS, todas las mujeres llevan una carga de porquería a sus espaldas. Da igual si al principio ella parece un ejemplo de beatitud. Todo saldrá a relucir tarde o temprano. Todo y todos. El amigo que le llama con tanta inocencia todas las noches resulta ser el ‘casi padre’ de su ‘casi hijo’. Obviamente, llama con tanta insistencia porque quiere otra oportunidad de plantar su semillita. El anillo que guarda con tanto mimo en la mesita de noche no es de su abuelo, ni mucho menos. “¿No te lo conté? Me casé con 21 años, medio obligada, pero lo sigo recordando con cariño”.

No esperéis nada de nadie, es lo mejor para vuestra salud mental. Yo ya estoy completamente resignado, me he comprado un impermeable de varias capas para que la mierda no se incruste en mí. Hoy quiere decirme algo importante, creo que lo voy a necesitar…

Ricardo Kaká (El Chasco)

Nunca nadie imaginó en la Casa Blanca que un ‘Balón de Oro’ (lo que darían ahora por tener uno…) podría dar tantos problemas. Ricardo Izecson dos Santos Leite -alías Kaká- es el mayor quebradero de cabeza de Florentino Pérez. Imaginad hasta dónde ha llegado la situación que el mandamás merengue está dispuesto a venderlo a precio de saldo (al Milán se lo deja por 10 millones).

No olvidemos que el brasileño costó 65 millones de euros y que, en principio, era la piedra angular del segundo proyecto de Florentino Pérez (Cristiano Ronaldo ya estaba ‘atado’ con Ramón Calderón). Por eso, el trato está siendo muy distinto al de otros descartes. José Mourinho le comunicó al mediapunta su decisión en una pomposa reunión en el Santiago Bernabéu. A otros, como Carvalho o Gago, únicamente les mira con desprecio. Dicen que siempre ha habido clases.

Ahora, el futbolista se queda en tierra y no viaja a Oviedo. La intención del Real Madrid es que el conflicto se solucione antes del tradicional viaje a Estados Unidos. No parece que el desenlace vaya a llegar con tanta prontitud.

Y eso que en Concha Espina han tenido paciencia. Es lo que suele pasar cuando llevas tanto tiempo trabajando por un objetivo al que habías idealizado. Cuando ya lo tienes, quieres evitar a toda costa el doloroso chasco. Quizás has estado haciendo un ‘pico pala’ durante años o tal vez has luchado con tesón contra el fantasma de su ex novio (o novio). “Si tanto esfuerzo me ha costado, debe merecer la pena”, te dices, a modo de reflexión tranquilizadora.

Pero la verdad es que no. Habías puesto el listón muy alto y media hora de conversación con ella se te hace eternamente desoladora. Se queja de todo y de todos: “¿Seguro que en esta mesa? -Aparca un poco más pegado a la acera, anda – Ponte tú encima, que yo estoy muy cansada”. Definitivamente, no es lo que esperabais y además, recién levantada no está tan buena.

Digamos que es una chica del montón a la que vosotros, por las razones que sean, habéis convertido en una diosa artificial. Al menos os habéis percatado de vuestro error pero ahora viene lo peor: ¿A quién se la endosáis?

El caso Diego Ribas (Cómo forzar el corte)

No sé a vosotros, pero a mí lo de Diego Ribas me huele bastante extraño. El Atlético lleva evitando el tema bastante tiempo, intentando que la gente no hable de él. Primero fue con Jurado (las negociaciones se cerraron por diferencias económicas) y después fue la venta de Domínguez. Pero de repente, el nombre del brasileño vuelve a irrumpir con fuerza. El Atlético tiene opciones de conseguir su retorno y, además, eso es algo que nunca ha sido desmentido por él.

Diego Ribas ya ha mandado varios mensajes de socorro que no han sido recibidos de la manera correcta. Daba la sensación de que una parte del club (el propio club) quería que la afición se desengañara de una vez, se diera cuenta de la cruel realidad. El Flamengo se vislumbró como una solución, pero finalmente no hubo suerte. El entorno del jugador, además, decía lo contrario: el jugador quería volver. El Wolfsburgo, con Felix Magath como férreo portavoz, comenzó a hacer su papel: tensar la cuerda para que el Atlético pagara. Es lo que se suele hacer cuando se realiza un fichaje.

Y cuando parecía que la cosa estaba más complicada, sale a la luz que la relación entre entrenador y futbolista es prácticamente nula. Que si se apuesta de verdad por él, Diego está dispuesto a comportarse como el mismísimo Modric. Pero, casualidades de la vida, el viernes a última hora se publica una extraña información. El ‘pesetero’ Diego denunció al Atlético por una ínfima cantidad de dinero. El mensaje a la afición ya estaba dado: no merece la pena hacer un esfuerzo por un mercenario de esa calaña. Y digo yo que quizás, lo que verdaderamente pasa, es que nunca se pudo o se quiso hacer tal esfuerzo.

Realmente es una estrategia tan cobarde como efectiva. Cuando no sabemos cómo dejar a alguien, lo mejor es que nos deje a nosotros. Forzar el corte es algo que llevamos haciendo desde tiempos inmemoriales. En cuanto veamos que ella se está ilusionando más de lo normal, que ya planea las vacaciones en el pueblo de sus padres o que simplemente nos hemos dado cuenta de que es un sobreaño coñazo, pues ya sabemos lo que hacer: demos la vuelta a la tortilla.

Convirtamos cada cita en in infierno: poca conversación, enfados irracionales, polvos egoístas. Tenéis que notar cómo el hastío y la desidia se apoderan de ella. Si todo va según lo previsto, os citará para hablar en un par de semanas. Haceos los sorprendidos: “No me lo esperaba, la verdad”.

Lo habéis conseguido. La mala es ella, ya os ha dejado. Y os dirán lo que a los seguidores rojiblancos: “Bah, ese tío no cuesta tanto, no merece la pena, ya traerán a otro mejor”. ¿Seguro?

La vieja táctica del roneo

Vaya por delante que soy un acérrimo defensor de Gonzalo Higuaín. Siempre he admirado su entrega, su garra, su capacidad de enfrentarse eternamente a un entorno hostil, el de su propio club. Pero ahora ha caído en algo que me parece poco señorial. Sí, ya sé que son profesionales, que es su trabajo y que lo de sentir los colores casi mejor para los amantes del arcoíris. Pero no me termina de convencer, la verdad.

¿Recordáis aquellos momentos dramáticos en los que al ‘Pipa’ le firmaban la camiseta en La Cibeles con emotivos mensajes de despedida? La afición se llegó a indignar, a echar a la calle para defender a su ‘nuevo’ ídolo (aquel al que habían vilipendiado en tantas ocasiones). Turín o París. Esos eran los destinos de un hombre maltratado, infravalorado, que buscaría cariño en otros lugares con entrenadores y seguidores más comprensivos. Y cómo no, el ‘padre Coraje’ vendiendo a su hijo a infinidad de clubes.

Qué curioso. El mismo progenitor ya se ha pasado por el Bernabéu para apalabrar la mejora de contrato de su vástago. Un kilito más por temporada y la lealtad al club a prueba de balas otra vez. Y ahora saldrán todas las ‘superofertas’ que rechazaron padre e hijo. Realmente emocionante.

¿Nunca habéis conocido a una mujer así? Haced memoria, seguro que sí. Entrelazan relaciones, jamás en su existencia han estado solas y vosotros sólo pasabais por ahí. Todo va muy rápido: planes de futuro, promesas de amor eterno, regalos y cosas varias. Sois novios aunque es raro: ella no se lo dice a nadie, “hay que hacer las cosas bien”.

Aunque la veamos venir desde lejos, la hostia siempre escuece. Porque siempre hay un momento en el que bajamos la guardia. Es inevitable. Todo sucede en milésimas de segundo, el golpe es intenso y certero: “¿A qué hora habíamos quedado?- No voy a poder, es que he vuelto con él- Pero si hace menos de una hora te estaba penetrando en la cocina -Ya, pero es que él lo está pasando mal, pero tú y yo podemos seguir como amigos”. Nos os voy a engañar: en ese momento cualquier cosa que digáis no evitará vuestra humillación: “Sí claro, ya te llamo yo, si eso”.

Es duro, pero hemos sido meros intermediarios para mejorar una pareja. Ella sólo quería rememorar 'el amor del cole', que le bombearais un poco y cuando el otro mindundi estuviera suplicando y penando de amor, volver a la comodidad del hogar. El Paris Saint Germain no tuvo problemas: que te me pones tonto, pues ficho a Ibra. Y es que de vez en cuando, a todos nos gustaría ser un poco jeques…

Ibrahimovic (Puro magnetismo)

Un jugador que ha movido más de 200 millones de euros en fichajes debe tener algo. Al principio pudo ser casualidad, después masoquismo pero la realidad es que Ibrahimovic continúa rompiendo barreras. Es único para una gran parte del planeta fútbol. Todo comenzó en el Malmoe sueco. Después, Ajax, Juventus, Inter, Barcelona, Milán y Paris Saint Germain han sucumbido a sus encantos.

Que sí, que tiene un carácter ‘especial’, que su sueño cuando cuelgue las botas es retirarse a una isla a fumar marihuana, que le gusta repartir leña más aún que machacar a los porteros rivales, que su agente es el mismo desequilibrado que lleva a Balotelli -Mino Raiola- y un sinfín de cosas más. Pero el tío sigue siendo un delantero referencia en el universo. Y, guste o no, pasará a la historia.

No os confundáis: una Ibrahimovic vale por cien Balotellis. No os encontraréis muchas en la vida y es poco probable que se fijen en vosotros. Su llegada es notoria desde el primer momento. Posee un magnetismo especial, emana sensualidad, revoluciona al personal sin haber abierto la boca (imaginaos cuando la abra). Como ocurre en el verde, otra de las mayores diferencias entre Ibrahimovic y Balotelli es que la primera está buena de verdad, la segunda sólo se acerca.

Le gusta aparentar idiocia, pero en realidad es muy, muy inteligentes. Está acostumbradaa a manejar a los hombres a su antojo y tienen mucha, mucha calle. Si Ibra los ha marcado de todos los colores, ella las ha probado de todos los tamaños, texturas y tonalidades. También ha hecho sus pinitos en el lesbianismo. Es sexual por naturaleza.

El mayor riesgo es que produce una adicción muy difícil de superar. Nos crea problemas, siempre está rodeada de un séquito de hombres, no hace ascos a una buena noche de albedrío y aún así corremos cada vez que nos reclama. Por todo esto, será ella la que nos dé la patada tarde o temprano. No es fácil ser Pep Guardiola y cargarte a Ibrahimovic. ¡Joder, que es Ibra!

Jeques

¡Ay, ay, ay! Que lo del jeque siempre tiene trampa... Que viene un árabe exótico infestado de verdes y la afición se enajena completamente. Pero, ¿cuánto tiempo se sostiene la farsa? En Málaga parece que el cuento de hadas ha durado un añito… Que tampoco es cuestión de ser oportunistas, pero para qué engañarnos, se veía venir.

Joaquín, hombre dotado con el humor pero no con la astucia, ya dejó entrever durante esta temporada que en el vestuario estaban un poco acongojados con los cobros. Vamos, que se les debía pasta. Luis Rubiales, presidente de la AFE, ha confirmado esto: a la plantilla se le adeuda entre el 35 y el 40 por ciento. Casi nada.

Seguramente todo quedará en un susto (el descenso es imposible), pero los cambios tan bruscos terminan por ser nocivos. ¿Qué pensará ahora, por ejemplo, Santi Cazorla? ¿Hubiese fichado por el Málaga sin una chequera de por medio? Pues seguramente, no.

Los jeques del amor (no, no me refiero a los puteros, un gremio muy respetable) son muy efectivos durante los primeros minutos. Se aprovechan del desconcierto del rival y optan por crearse un personaje acorde con las cualidades de la fémina en cuestión: un escritor atormentado, un poderoso magnate, un responsable trabajador, un metrosexual empedernido, etc.

Son como camaleones, son capaces de hacerse pasar por lo que sea para echar un polvo. Y lo peor es lo suelen conseguir. Después ya depende del grado de inteligencia de la fornicada, después del fulgor de la penetración. El escritor se está sacando aún la ESO, el magnate curra en ‘Carrefour’ y el metrosexual tenía un buen matojo de pelos diez minutos antes de la cita.

Hay que reconocerlo: los que solemos ir de cara nos comemos menos roscos, pero… ¿y lo bien que suena cuando decimos eso de “es que estaba claro, se veía venir”? Eso no tiene precio, amigos.

La cosa está muy mala

Sobre todo en España. En todos los ámbitos claro, y el fútbol no es una excepción. Leo en un reciente estudio que actualmente somos la séptima Liga que menos dinero ha invertido en fichajes, por debajo incluso de la turca o de la rusa. Ojito. Es realmente asombroso: el Barça, al principio, consideraba el fichaje de ‘Jordi Alba’ como algo ‘normal’, nada fuera de lo común. Ahora los culés -y con razón- se vanaglorian de haberse gastado ‘sólo’ 14 kilos en un jugadorazo así. Hasta nuevo aviso, Jordi Alba es el fichaje del verano en España.

El caso del Real Madrid tampoco tiene desperdicio: en la ‘Casa Blanca’ lo que de verdad se celebran son las salidas, las ventas. Nadie imaginó nunca que un ‘Balón de Oro’ trajese tantos quebraderos de cabeza. Estoy seguro que al igual que el Bernabéu se llenó en la presentación de Kaká, se volvería a llenar ahora en su despedida. El crack del futuro pasa por vender al brasileño.

Y lo de los demás equipos entra dentro de la normalidad. Nadie quiere -ni puede- pagar. Ahora la moda está en los fichajes a coste cero y en las cesiones. Hasta se ha vuelto a poner de moda el viejo trueque: picaresca española al poder. Y con mucho cuidado, que esta vez sí hay que pagar a Hacienda.

¿No os habéis fijado que la noche también está muy parada? Y no me refiero ya a la clásica competencia de buitres por cualquier fémina (que la sigue habiendo), sino a la apatía por ambas partes en conseguir algo. El verano en las zonas playeras es otra historia, pero para los que aún seguimos en la ciudad la cosa está muy, muy mala.

Antaño era diferente: “todo por un polvo”, esa era la máxima. Ahora la logística cobra mucha relevancia: “¿Qué vives en Coslada? Uff, no sé, es que ahora no puedo coger el coche y mi abono no llega hasta ahí. Mira, casi mejor lo dejamos”. Vaya locura, lo que antes era un fracaso ahora es una victoria. Nos vamos relajados a casa (“A Coslada va a ir su padre”) y le pegamos un buen ratito a la zambomba. Tiempo de crisis, señores.

Elegir no es sencillo

Nunca lo ha sido, sobre todo cuando te ves en cualquier tipo de disyuntiva. Lo digo en serio: los hombres no estamos hechos para elegir, nos lo tienen que dar todo hecho. En cuanto tenemos más de una opción, perdemos la cabeza, el aturdimiento nos domina y terminamos haciendo alguna gilipollez. Normalmente, estamos acostumbrados a ir de una en una (y gracias).

Pero en épocas de bonanza -y de manera totalmente inexplicable- se nos presentan varias alternativas. Esto para el Real Madrid entra dentro de la norma. Uno de los clubes más importantes del mundo siempre opta a los mejores futbolistas del mundo. Pero cuidado, el mercado es ahora un campo repleto de minas y cualquier movimiento en falso se paga realmente caro. Y es que a la vista está: no es lo mismo traer a Cristiano Ronaldo que a Kaká. Existen muchos factores importantes a la hora de elegir el fichaje de un crack, pero a mi modo de ver, en última instancia todo queda en manos de la intuición.

Luka Modric: Es la opción más viable. La típica ‘novia potencial’: no tiene fama de furcia, ha demostrado tener un nivel realmente alto, no ha pasado por excesivos equipos y da la sensación de que no genera muchos problemas. Además, está dispuesta a poner de su parte para que la cosa funcione. Pero, no sé, todo es demasiado… normal, ¿no? (Ojito, que el PSG está al acecho).

David Silva: Es el verdadero sueño del madridismo. Encarna a la mujer difícil, a la diosa inaccesible y también celosa. Si ponemos mucho esfuerzo en conquistar a otra, quizás la perdamos para siempre. Lo peor de esto es que un trabajo intenso por nuestra parte no garantiza ningún tipo de éxito. Imaginaos: cuatro meses de pico y pala para no pasar de un mero café…

Claudio Marchisio: Es el tapado de José Mourinho. La clásica fémina que conoces de hace tiempo y te parece que tiene un polvo, sin más. Hasta que un día, por los locos avatares del destino, comienza el tonteo. Y tú te preguntas: ¿y por qué no?

De todas formas, no os estrujéis demasiado los sesos porque sinceramente, no creo que nunca estéis en la tesitura de tener que elegir entre tres mujeres…

Indultos (Hasta dónde hacer la vista gorda)

Dice Ángel María Villar que el indulto ha sido recibido por los clubes de Primera “con simpatía”. A veces tengo la sensación de que se ríe de todos nosotros. De hecho, en muchas ocasiones poseo la certeza absoluta de ello. No hay otra explicación. Pero obviando las palabras del mandamás del fútbol patrio, tampoco comprendo muy bien la sorpresa de la gente: llevo insistiendo mucho tiempo en este asunto: nos rasgamos las vestiduras cuando vemos los escándalos del Calcio, pero es que aquí no hay castigo, no existe. Siempre se hace la vista gorda. Pues nada, sigamos.

También he de confesar que no puedo evitar reírme cuando veo la comparecencia posterior al incidente. Pensadlo: puede que José Mourinho no interprete a un personaje y sea así de verdad. Un desequilibrado con mucho poder. Qué miedo.

Me gusta mucho este tema porque es uno de los grandes tabúes masculinos: ¿hasta dónde me puedo permitir hacer la vista gorda para no perder la virilidad? ¿Orgullo o amor? O mejor dicho: ¿Me he convertido ya en un calzonawers? Bien, hagamos una lista piramidal, de más a menos grave y así os podéis hacer una idea de en qué lugar estáis.

• Infidelidad, imperdonable: Compañero, te ha puesto los cuernos, lo has visto con tus propios ojos. Ni “es que iba borracha” ni hostias. Que la han taladrado, joder. Huye, corre, desconecta el móvil pero nunca, nunca perdones.

• Enemiga de tus amigos, la gran duda: Por mucho que lo intentes, no hay manera. Se odian y no hay más que hablar. Ellos han estado toda su vida aguantando tus gilipolleces pero ella accede habitualmente a mantener relaciones sexuales contigo, sin necesidad de estar ebria. Complicada cuestión.

• Pasividad, puede haber juicio: No es ninguna percepción tuya, es la realidad. No eres su prioridad, ni mucho menos. Prefiere pintarse las uñas de los pies mientras cotorrea con una amiga que salir contigo a tomar unas copas. Puedes hablarlo, pero si tú estás implicado, la cosa pinta mal…

• Convertirse en la mujer, peligroso: Vale, una cosa es que os repartáis las tareas y tal y otra muy distinta que seas su esclavo: chófer, despertador, el que siempre afloja la pasta, etc. No permitas que sobrepase ciertos límites o será demasiado tarde.

El arte de discutir

Conste que me encantan las discusiones, las buenas, largas e intensas discusiones. Me considero un gran batallador verbal (en otros ámbitos más bien del montón), y me suelo desahogar de lo lindo en el fragor de la pelea. Debo reconocerlo: me gusta el ‘mambo’, a todas horas y de todo tipo. ¿Conocéis esa sensación de inquietud previa al cabreo? ¿Ese “no sé muy bien por qué pero se la voy a liar”? Esto es como en el tema carnal: hay personas sexuales por naturaleza y hay personas que no. Los hay a los que nos pone la brea y los hay más pacíficos.

Aunque en ocasiones, las apariencias engañan. Es decir, existen personas que no gustan de los espectáculos en público pero que sacan su genio de puertas para adentro. Marcelo Bielsa se había revelado -desde su llegada a San Mamés- como un técnico con carácter, firme en sus ideas, pero a la vez con una educación exquisita. Lo de las obras ha sido de traca. La rueda de prensa de explicación del argentino es simplemente genial. 70 minutazos sobre el temita. Me encanta el comienzo de su alocución: “Este es un tema largo de explicar…" Ahora, entrenador y club han decidido tomarse un tiempo (prometo post próximamente sobre esto), antes de romper definitivamente su relación.

Siempre he pensado que los cortes de relación después de grandes cabreos no son reales. Al menos, no suelen serlo. Lo más normal es que los dos hayáis vertido duras declaraciones sobre el otro. La palabra es un arma muy poderosa y la memoria, lo es aún más. Siempre tuve facilidad para recordar nombres, números de teléfono y demás. Para las mujeres es negativo, porque mi memoria se acentúa aún más si es para lo malo, los buenos momentos los olvido antes. Tengo una libretita negra en mi cabeza y ahí voy apuntando todas las ‘cositas’ que me joden. En el momento menos esperado y cuando me echan algo en cara, zas! Saco mi libreta y a disparar.

Tampoco os penséis que soy un ‘loco’. Bueno, quizás un poco sí. Simplemente, creo que la posibilidad de discutir en una pareja es síntoma de confianza. Pelear de vez en cuando es sano. Si se convierte en algo muy habitual claro, puede llegar a ser enfermizo, pero es que algunos nos aburrimos sin movimiento. Os discutimos o follamos, básicamente. También se pueden hacer ambas cosas, de hecho es habitual que una siga a la otra (y no siempre en el mismo orden).

Confío en que Marcelo Bielsa siga como entrenador del Athletic. Si tenemos a otro ‘showman’ de las ruedas de prensa, yo le doy la bienvenida.

Las Balotelli

No está muy claro lo que sucedió. Una versión apunta a que Buffon le recriminó al bueno de ‘SuperMario’ haberse ido con aspavientos de ostensible enfado al vestuario después de la goleada ante España (que conste que soy el mayor defensor de Gigi, pero él hizo lo mismo después de la tanda de penaltis de la final de la Champions ante el Milán). Otros argumentan que fue el jugador del City el que culpó al capitán de haber encajado cuatro chicharros. El día después, el portero de la Juve le colocaba con mimo el nudo de la corbata y Pirlo le lanzaba una invitación pública para que fichase por la ‘vecchia signora’. Questa è l'Italia (habéis visto como controlo de idiomas, ¿eh?).

Pasase lo que pasase de puertas para dentro, lo cierto es que Balotelli es insoportable. Y punto. Por dos goles de cierta importancia hay que pagar un peaje, a mi modo de ver, demasiado caro. Lo que más me sorprende es la intimidación que realiza sobre sus propios compañeros. Casi siempre sin decir nada, eso es lo más impactante. En esta Eurocopa le ha ‘quitado’ varias faltas al maestro Pirlo para lanzarlas a las nubes. Después se iba, daba la sensación que de que realmente vivía en un mundo paralelo. Como cuando marcó gol ante Irlanda. Su selección ni siquiera estaba clasificada y él ardía en deseos de insultar a todo el estadio. La gente que está a su alrededor lo trata con cierta condescendencia: le permiten casi todo, el chaval es joven y alocado y además pega ostias como panes.

Aunque en el fondo se vislumbra un corazoncito. Después del cabreo, Balotelli rompió a llorar sobre el verde. Días antes se había enterado de que iba a ser padre (pobre niño). La madre -ahora ex novia, pero declarada enamorada- dice que el único culpable de que no sigan juntos es… Mino Raiola. Vaya telita de entorno, la verdad.

El género femenino está lleno de desequilibradas de este calibre. La mayoría suelen superar la treintena: separadas, divorciadas, solteras empedernidas… Todas quieren vivir su segunda juventud y todas tienen algo en común: están como las maracas. Su maleta está llena de bártulos ruidosos, de historias dramáticas, de gritos histéricos, de lágrimas de cocodrilo. A priori nunca quieren nada serio, aunque en el fondo desean con fervor un bastón donde apoyarse.

Hay síntomas inequívocos que nos avisan de que estamos ante una ‘Balotelli’ de la vida: sueltan un ‘te quiero’ a las primeras de cambio, puede que incluso en la primera noche. “Perdona, ¿decías algo? No, nada, que sigas, que me gusta”. Como se supone que son maduras (sólo de edad), presumirán de su entereza en el farragoso tema de los celos. “Si quieres te presento a la camarera, es que es humillante lo que estás haciendo. Pero si sólo he pedido tu puto whisky con soda”. Patalean como niñas de tres años si no tienen lo que quieren cuando quieren. “Ven a mi casa. No, mira es que son las tres de la mañana y estaba durmiendo… Déjalo, ya hablaremos”. Una jodida locura, vamos.

Saber ganar

También es importante saber digerir las victorias. La selección española, por ejemplo, ha aprendido a ganar. Y no os creáis, que no es nada sencillo. Que se lo pregunten a Buffon o a Chiellini (ellos también fueron elegantes en la derrota). Los jugadores de la ‘azzurra’ miraban estupefactos cómo el equipo que le acababa de avasallar en el verde le hacía un pasillo previo a la recogida de la medalla de plata.

Un gesto de campeón, sin duda. Aceptar una derrota siempre es jodido, pero es algo más natural, intrínseco a la naturaleza del hombre. Solemos coleccionar negativas, rechazos, cuernos y un sinfín de gajes del oficio. Así que los golpes al final te hacen callo. Pero aprender a ganar, a gestionar una victoria, a controlar la euforia sólo se hace… ganando. Lo siento, no hay otra manera.

Esto quiere decir que tenemos que encadenar una serie de triunfos, acostumbrarnos a compartir lecho con mujeres normales y no con seres extraños, besar de manera pausada y no como un velociraptor y aguantar más de tres minutos sin descargar nuestra mercancía. Esto, por supuesto, no se consigue en unos cuantos días, suele ser un trabajo de años. Pero es que es así: éxito llama a éxito.

La experiencia en la cama nos puede enseñar muchas cosas, pero también en las distintas etapas de una relación. Un campeón nunca babosea, nunca suplica, siempre sabe cuándo retirarse. A un campeón no le hacen la ‘cobra’, si acaso es él quien pide un poco de tranquilidad. Un campeón no es un chico fácil, aunque siempre termina mojando. Un ganador sabe disimular la euforia y bajar el pistón lo suficiente para que ella mantenga el interés.

Un ganador aguanta con la misma chica una media de cinco citas (al menos tres sexuales). Después, cambia de objetivo. ¿Pero de verdad existe alguien así? Hasta que llegue ese momento, haced lo que podáis porque perder siempre jode, pero mucho más en verano.