viernes, 20 de julio de 2012

La vieja táctica del roneo

Vaya por delante que soy un acérrimo defensor de Gonzalo Higuaín. Siempre he admirado su entrega, su garra, su capacidad de enfrentarse eternamente a un entorno hostil, el de su propio club. Pero ahora ha caído en algo que me parece poco señorial. Sí, ya sé que son profesionales, que es su trabajo y que lo de sentir los colores casi mejor para los amantes del arcoíris. Pero no me termina de convencer, la verdad.

¿Recordáis aquellos momentos dramáticos en los que al ‘Pipa’ le firmaban la camiseta en La Cibeles con emotivos mensajes de despedida? La afición se llegó a indignar, a echar a la calle para defender a su ‘nuevo’ ídolo (aquel al que habían vilipendiado en tantas ocasiones). Turín o París. Esos eran los destinos de un hombre maltratado, infravalorado, que buscaría cariño en otros lugares con entrenadores y seguidores más comprensivos. Y cómo no, el ‘padre Coraje’ vendiendo a su hijo a infinidad de clubes.



Qué curioso. El mismo progenitor ya se ha pasado por el Bernabéu para apalabrar la mejora de contrato de su vástago. Un kilito más por temporada y la lealtad al club a prueba de balas otra vez. Y ahora saldrán todas las ‘superofertas’ que rechazaron padre e hijo. Realmente emocionante.

¿Nunca habéis conocido a una mujer así? Haced memoria, seguro que sí. Entrelazan relaciones, jamás en su existencia han estado solas y vosotros sólo pasabais por ahí. Todo va muy rápido: planes de futuro, promesas de amor eterno, regalos y cosas varias. Sois novios aunque es raro: ella no se lo dice a nadie, “hay que hacer las cosas bien”.

Aunque la veamos venir desde lejos, la hostia siempre escuece. Porque siempre hay un momento en el que bajamos la guardia. Es inevitable. Todo sucede en milésimas de segundo, el golpe es intenso y certero: “¿A qué hora habíamos quedado?- No voy a poder, es que he vuelto con él- Pero si hace menos de una hora te estaba penetrando en la cocina -Ya, pero es que él lo está pasando mal, pero tú y yo podemos seguir como amigos”. Nos os voy a engañar: en ese momento cualquier cosa que digáis no evitará vuestra humillación: “Sí claro, ya te llamo yo, si eso”.



Es duro, pero hemos sido meros intermediarios para mejorar una pareja. Ella sólo quería rememorar 'el amor del cole', que le bombearais un poco y cuando el otro mindundi estuviera suplicando y penando de amor, volver a la comodidad del hogar. El Paris Saint Germain no tuvo problemas: que te me pones tonto, pues ficho a Ibra. Y es que de vez en cuando, a todos nos gustaría ser un poco jeques

No hay comentarios:

Publicar un comentario