lunes, 23 de abril de 2012

El triunfo del 'pico-pala'

Finalmente, se impuso el ‘pico-pala’ sobre el ‘tiki-taka’. Algún día tenía que pasar. Y, en contra de lo que muchos piensan, esto es, en cierto modo, algo beneficioso para el fútbol. Desgraciadamente, no todos los equipos pueden disponer de Leo Messi, Andrés Iniesta o Xavi Hernández. Con lo cual, se hace necesario obtener nuevas fórmulas para pararlos. Otras formas de tratar al cuero. En eso llevaba trabajando el Real Madrid más tiempo del esperado. La hegemonía de Pep Guardiola se le ha hecho casi una eternidad al madridismo. Ni los más viejos del lugar recordaban tanta impotencia ante el archienémigo. Tenía que pasar.



Y no hablo de fin de ciclo ni de nada similar. El Barça aún puede alzarse con la Champions y llevarse el combate a los puntos. Este supuesto, ni mucho menos, significaría una humillación para el Madrid. José Mourinho, en todo caso, está consiguiendo revertir la tendencia instalada en el fútbol mundial. La temporada pasada ya consiguió la Copa del Rey y en el presente curso deportivo, a lo peor, se llevará el campeonato de la regularidad (a la postre, el más complicado). Como bien decía el gran Roberto Palomar en ‘Radio Marca’, estos dos equipos están condenados a compartir títulos. Estaría bien, eso sí, que alguien más se pudiera unir a la fiesta. Por lo de dejar un poquito a los demás y volver a recuperar la emoción. Pero eso, a día de hoy, está difícil.

La labor del currante de noche suele ser ingrata. Hay mujeres que piensan que el sexo únicamente está hecho para astros del esférico, para magos como Messi o potentes depredadores como CR. ¿Dónde queda, entonces, el espacio para los miles de Gattusos que hay dispersos por todos los garitos? Pues es mínimo y de ahí que la competencia sea cada vez mayor. El currante del que hablo aquí no es el típico baboso. Es noble e ingenuo. Tiene en la recámara miles de temas de conversación (banales o no), que alargará hasta límites totalmente obsesivos. Nunca busca el beso hasta que no tiene una seguridad máxima (es decir, nunca). Conoce de memoria todas las excusas posibles. No ya para evitar el coito sino para evitar nimiedades como dar el móvil. En caso de conseguirlo, siempre querrá cerciorarse de que es el verdadero haciendo una perdida. Por si acaso. Después, al llegar a casa, le mandará un mensaje para proponer una cita inmediata. El currante ha sido tan sumamente paciente toda la noche y toda la vida que, paradójicamente, busca la inmediatez cuando ha conseguido el menor logro. Ahí es cuando le traicionan sus impulsos y pierde todo lo que tanto tiempo le ha costado lograr. El currante es un buenazo, pero hasta un cierto punto. Empezó gastando cantidades ingentes de dinero en las féminas. Ahora pide algo cambio. El trueque nunca es aceptado, pero al menos ya no pierde tanto cash.



El currante va a una primera cita inmerso en un mar de nervios. Sabe que lo más probable es que sea la última. El currante es enamoradizo por naturaleza. No sabe ser mujeriego, no le sale. El currante nunca habla de sexo de forma explícita. Nunca menciona la palabra ‘follar’ y como la expresión ‘hacer el amor’ le parece excesivamente cursi, sólo dice ‘hacer eso’. Por cosas como ésa, el currante siempre parece menos inteligente de lo que es.

Quiero que esto sirva como homenaje a todos los currantes. Se lo merecen, entre otras cosas, porque todos llevamos uno dentro, aunque salga a relucir en contadas ocasiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario