jueves, 29 de marzo de 2012

¡Nosotros también fingimos!

Hace un tiempo, encontré el enésimo artículo en la red que hablaba de los gemidos femeninos: de las tretas, estrategias y triquiñuelas que ellas siguen utilizando para hacernos llegar antes al clímax y, de paso, hacernos creer también que somos una especie de súper hombres. Tampoco nos vayamos a rasgar las vestiduras. Que ellas fingen en la cama es tan viejo como el ‘Villarato’ (el gran Relaño ha acuñado un término que quedará grabado para la posteridad). Además, siempre he desconfiado de las que se autodenominan ‘multiorgásmicas’. ¿No os parece raro que con un simple roce de vuestro dedo ya se estén retorciendo como unas lobas desbocadas? A mí sí.


Pero lo que quería dejar claro en esta ocasión a nuestras amigas es que… ohhh!!! Sorpresa!!! Nosotros también fingimos. Dependiendo de la situación y de las circunstancias, a veces nos vemos obligados a sacar a relucir nuestras dudosas dotes como actores. Ahí van unas cuantas directrices:

Preservativo: Desde luego, este punto es fundamental. Si no utilizamos profiláctico (algo nada aconsejable en nuestros días), será muy, muy difícil que podamos disimular. Nuestro líquido nos delata y ellas -a no ser que sean vírgenes sacadas de un convento- lo notan.

El medio orgasmo: Esto tampoco es, al cien por cien, una táctica de engaño. Ocurre cuando tratamos con todas nuestras fuerzas de no llegar al momento álgido e intentamos parar en seco. Nuestro cuerpo se paraliza, pero los estímulos de ahí abajo no. Con lo cual tenemos un orgasmo a medias, con fluidos a medias y con la sensación de placer a medias. Nos puede venir bien para afrontar con fuerzas el resto del coito, ya que normalmente el verdadero orgasmo está por llegar.

Prolongar el coito: Bien, aquí sí que comienzan nuestras estrategias de engaño. Con el preservativo puesto, nos hemos dado cuenta de que hemos llegado a la estación de destino demasiado rápido. Ella sigue a lo suyo, con lo cual nosotros, mientras la erección nos lo permita, continuaremos moviéndonos y realizando extrañas muecas de placer. Lo mejor aquí, para evitar que nos pillen, es rehuir su mirada. Cuando tengamos claro que ella va a llegar, únicamente deberemos emitir gemiditos y sonidos guturales, lo más creíbles posibles. “Ufffff”, “Me voy, me voy, me voy”…


Acabar el coito: Aunque no lo creáis chicas, a nosotros también se nos hacen largos determinados polvos. Por las razones que sea, sabemos que por mucho que sigamos bombeando el orgasmo no va a llegar y pasado un período de tiempo, es necesario, por nuestra salud física y mental, que la historia acabe. Esta técnica tiene muchas similitudes con la anterior, pero si cabe, hay que ponerle un poco más de ímpetu: “Joder, joder…ya”, “No pares, no pares, uffff”. Muy importante: quitad el condón con prontitud, que no se den cuenta de que allí dentro no hay absolutamente nada de nada.

P.D: Ya se ha terminado la ida de los cuartos de final de la Champions. De las cuatro eliminatorias, sólo una queda verdaderamente abierta para la vuelta (Milán-Barça). La máxima competición continental, ya veo…

2 comentarios:

  1. Que vosotros finjáis tampoco es tan extraño porque es una máxima conseguir placer, pero también el no defraudar. Y no es por nada, pero si hay algo que no queréis es defraudarnos o dejar el listón bajo, así que si hay que fingir, está claro que lo haréis, no sois súper-hombres, y hay más "gatillazos" que los que se cuentan. Pero eso sí, querido Desmond, sí existen las mujeres multiorgásmicas, te lo aseguro, así es la naturaleza. Y creo que también hay hombres que pueden tener más de un orgasmo, por lo tanto..., ¡a trabajar el tema!

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  2. de que los hombres pueden tener más de un orgasmo puedo dar fe (no al mismo tiempo, en mi caso). Y respecto a las multiorgásmicas, de existir, entonces debo sentirme afortunado, al menos he conocido a dos... Tan sólo que es que el circo que montan es más cómico que sensual en ocasiones...

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