martes, 13 de marzo de 2012

El golpeo del balón (El apasionante mundo del beso)

Semana de Champions. Sigo pensando que el juicio final de la temporada, la valoración global, la dará Europa. Para Barcelona y Real Madrid, todo se dirimirá en la máxima competición continental. Los de Mourinho no tienen pinta de dejar escapar el título de Liga y el Barcelona, parte como favorito en la Copa del Rey. Si fuese el club blaugrana quien lograse el triunfo en Munich, se podría decir que habría salvado el match ball y que permanecería un año más en el cetro mundial. Eso sí, en caso de sea el Real Madrid quien levante la ‘orejuda’ se podrá empezar a hablar con propiedad de cambio de ciclo. En caso de que ninguno de los dos lo consiga, sería una victoria a los puntos de los merengues. Seguiremos atentos.

Lo que está claro es que los que no tienen en mente bajar el pistón son Messi y Cristiano. Siguen marcando, siguen mojando, no conocen límites. Eso sí, cada uno a su estilo. Decía el portugués algo que resulta curioso. Afirma sentirse por primera vez querido en el Santiago Bernabéu. Ignoro si su deseo será el de que los aficionados se arrodillen a su paso o laman el suelo por donde pisa. Las exigencias del luso son demasiado altas en ocasiones. Y eso que cada vez nos sorprende un poco más. Y, aunque parezca imposible, para bien. Ahora, hasta de vez en cuando deja tirar algún libre directo a sus compañeros. Increíble.

Y es que en realidad el portugués no ha tenido demasiada fortuna en esta temporada en un lance del juego que se le presupone como especialidad. En Liga no ha marcado una sola falta en la presente temporada; en la Champions tan sólo una ante el Lyon y con su selección, otra en la repesca ante Bosnia. Pero no podemos negar que su estilo sigue creando temor entre los guardametas rivales. En sus lanzamientos suele primar la potencia, pero sí va entre los tres palos siempre crea problemas al portero por el efecto del esférico. Messi es diferente, su golpeo es simplemente espectacular. Baste con recordar el tanto que le endosó al Atlético en el Calderón.


Pero no son los únicos. Futbolistas como Xavi o Andrea Pirlo poseen un golpeo exquisito. Roberto Carlos, en su tiempo, también apostaba más por la potencia y el efecto. Son maneras diferentes pero igual de efectivas y me atrevería decir que espectaculares. Aunque quiero recordar una cosa: por muy bien que esté lanzada una falta si entra por el palo del portero es fallo suyo. Esto es impepinable.

Y teniendo como base las diferentes formas de enfrentarse a un lanzamiento directo, podemos hacer un breve análisis del mundo de los ósculos. Esto es algo que para muchos/as es secundario, pero en mi opinión nada más lejos de la realidad. El morbo empieza por la boca:

Apertura: Hay que buscar un equilibrio. Los piquitos están muy bien, pero para algunas ocasiones terminan siendo poco efectivos y aburridos. Tampoco caigamos en abrir la boca como un buzón: es excesivo, forzado, innecesario.

Lengua: Elemento muy, muy importante. Yo siempre me quedo con lo insinuante, al menos al principio. Roces suaves, lentos, sensuales. Por favor, cuidado con golpearnos contra sus dientes. Es lamentable.


Lado: Para muchos quizás no, pero para mí sí que es relevante. Como les pasa a la mayoría de los porteros, algunos solemos tener un ‘lado bueno’. Al principio, para asegurarnos lo mejor es que únicamente besemos por nuestro perfil predilecto. Después, si hemos entrenado lo suficiente no tendrán por qué notar cuál es nuestro peor lado. Cuestión de práctica.

Las manos: Si queremos que los besos nos lleven a algo más, no podemos olvidarnos de las manos. Podemos elegir, en un principio, por acariciar su pelo. Esto hará que se vaya soltando y nosotros podamos bajar poco a poco.

P.D: Llegamos a la entrada número 100, con las mismas ganas que el primer día, sin duda…

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