jueves, 22 de marzo de 2012

Prefiero no hablar

Es curioso, pero mis dos últimas entradas tituladas “Prefiero no…” tienen un mismo protagonista: el Real Madrid. ¿Casualidad? ¿Serendipia? Quién sabe. Si hace unas semanas analizaba la negativa del conjunto blanco a que se disputase la final de la Copa del Rey en su estadio, ahora es obligado hablar del ‘escándalo del Madrigal’. Y no, no me refiero a la actuación arbitral, que perjudicó tanto a unos como a otros. A la mayoría de la prensa se le olvidan los dos penaltis clarísimos en el área del equipo merengue. Sí, es cierto que el colegiado hizo un partido pésimo: la jugada de Pepe no hay por donde cogerla y no es lógico que expulse a medio banquillo del Madrid por –según el acta- aplaudir. Pero tampoco es positivo tener una venda eternamente ligada a los ojos para lo que interesa. La segunda amarilla de Sergio Ramos bien pudo ser roja directa: los de Mourinho volvieron a mostrar su cara más agresiva, más violenta, más desmesurada. No sé, aún mantienen un crédito de seis puntos sobre el Barça. ¿Qué pasará si los culés se ponen a tres? Qué tiemblen los delanteros…


Pero el verdadero escándalo está en lo que ocurrió tras el partido. Y es que no ocurrió nada. Nadie de la entidad blanca se dignó a hablar. Ni tan siquiera el bueno de Aitor Karanka. Debe tratarse de un caso sin precedente y si hay alguno, imagino que será del propio Real Madrid. Es el único equipo en el mundo que se puede permitir ese tipo de lujos. ¿Y los aficionados? ¿Y la prensa? Ah no, hay que justificarlo, es que estaban muy calientes y podían decir cosas fuera de contexto. Si hubiese dado igual que salieran, ya Cristiano y Pepe se encargaron de volver a traer a la mente esa imagen de marrullería tan impropia del Real Madrid históricamente y tan propia del Real Madrid desde la llegada de Mou. Lo dicho, a ver qué ocurre si el Barça sigue recortando.

En las discusiones acaloradas de pareja la situación puede ser, hasta cierto punto, similar. En un arrebato de celos, de reproches varios, de exigencias tal vez, se pueden decir palabras muy duras. Por ello, hay veces en las que lo mejor es que cada uno se retire a su dormitorio. Calmar los ánimos para no herir más sensibilidades. Pero tampoco nos engañemos: ellas suelen ser amantes de la caña. Quieren decir la última palabra, sienten la imperiosa necesidad de solucionar todo en el momento o, al menos, quedar por encima.

Cuando el pollo es público, la historia es más seria. Montar un numerito callejero (sobre todo ocurre en la noche) es muy, muy desagradable. Quién no ha sentido alguna vez un cierto alivio cuando ve una pareja gritándose de todo por la calle. La reflexión es la siguiente: “Vale, yo no la meteré en caliente cada día, pero casi compensa”.


El dramatismo casi mejor que lo dejamos para las pelis de Antena 3 de sobremesa. Eso sí, los que cobran millonadas y se dedican al fútbol profesionalmente deberían hablar. Aunque sea para decir sandeces, pero deberían hablar.

2 comentarios:

  1. Bueno, cualquier madridista hubiera firmado 6 puntos de ventaja a estas alturas de temporada,el problema es cuando se pierden los papeles

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  2. Pero lo curioso es precisamente lo que comentas, que los pierdan cuando aún sacan 6 puntos... creo que el Madrid perdió algo más que puntos en El Madrigal, pero bueno, ahora la cosa está candente...

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