miércoles, 16 de marzo de 2011

La mirada inestable (Por Christopher Moltisanti)

Le dije que era periodista pero que además sabía tocar el acordeón. Se rió. Ella tenía ganas de tener novio y yo por entonces no tenía nada mejor que hacer. Se llamaba Laura. Acabó gustándome mucho. Era grácil, simpática… y tremendamente inestable. Una tarde llegué a su apartamento, estaba en pijama. Me dijo que yo no la quería lo suficiente y que me fuese por donde había venido. Me largué sin entender nada.



Viendo el otro día el partido entre el Barça y el Arsenal me acordé de ella. La reconocí en los movimientos sincronizados de Van Persie, el jugador más plástico que he visto en mi vida. Hace unos controles maravillosos, encara, sortea y tiene buen disparo. Pero llegó un momento durante el partido en que se le cruzó un cable. Sin sentido, intentó agredir a Alves (a muchos les nace el mismo sentimiento cuando juegan contra él). No tuvo éxito. El asunto se quedó en amarilla. En la segunda parte, le pitaron un fuera de juego cuando iba a encarar a Valdés. Tiró a portería para perder unos segundos. Cierto que el árbitro fue muy riguroso, pero el chico se arriesgó a que le sacasen una amarilla. Dejó por una tontería a su equipo con diez. Después le ví quejarse del árbitro en una televisión inglesa pero no me importaba lo que estaba diciendo, sino que me di cuenta de que tenía la misma mirada inestable de la chica a la que me presenté como un reputado músico de verbena.



A ella la ví hace poco en los tornos del metro. Iba con un tipo fuerte que la levantó en volandas para ahorrarse un euro. ¡Vaya dos cutres! Fue una pequeña victoria verles así desde lejos.

2 comentarios:

  1. Señor Montisanti, ha sido un placer leerle... aunque noto cierto resquemor en sus palabras.

    ResponderEliminar
  2. Normal, yo también he conocido alguna "inestable"

    ResponderEliminar