miércoles, 24 de agosto de 2011

Red Social

El maremágnum que desató ayer José Mourinho y su entorno no tiene precedentes. Cruce de sms entre periodistas y el portavoz del entrenador, Eladio Paramés. Situación rocambolesca donde las haya, en la que al parecer un móvil en desuso fue el desencadenante de tamaño surrealismo. Y es extraño que un personaje con el poderío económico que se le presupone al jefe de prensa del entrenador blanco utilizase en algún momento un móvil de prepago. La única explicación lógica es que el hombre en cuestión no quisiera dejar rastro de su celular español, que tuviese presente desde su llegada a nuestro país que ese terminal iba a ser algo pasajero.

Canal Plus es un medio de comunicación de prestigio en lo que a información deportiva se refiere. Diría muy poco de la empresa de Prisa que utilizase una información no verídica, siendo conscientes de ello. En un principio se dijo que quien suplantó la identidad de Eladio fue una mujer, pero después en 'Punto Pelota' un peculiar personaje se hizo cargo de las acusaciones. Todo muy, muy raro.Por otra parte, la reacción de Paramés, del Real Madrid y de José Mourinho fue desproporcionado ante tal cúmulo de informaciones mediáticas. Casualidad o no, todo esto se produce en la víspera del trofeo Santiago Bernabéu, cuando toda la afición se ha aunado con la intención de respaldar al luso. Comunicado de desmentido, comunicado de disculpa y, posteriormente, comunicado oficial del club denunciando públicamente vejaciones sufridas por los integrantes del Barcelona. Mucha tela que cortar para que la temporada aún ni haya comenzado.

Los malentendidos en las tomas de contacto están de moda, y más con la incursión en nuestra rutina de un elemento que posiblemente nos traerá más quebraderos de cabeza que otra cosa: el whatsapp. Uno de las normas básicas para no vernos sorprendidos por ninguna molesta trifulca es tener una agenda bien estructurada y organizada. Nada de nombres repetidos o número guardados al azar, sin identificarlos. Eso podría llevarnos a una confusión que seguramente nos costaría cara.

En la medida de lo posible, evitemos introducir a nuestras conquistas en nuestro mundo virtual. El daño será mutuo, ya que nosotros visualizaremos imágenes y comentarios que nos harán desistir de volver a dirigirnos a ella. Fotos de reuniones sociales, abrazos, tocamientos. Por no hablar de sus opiniones en torno a los temas de la actualidad más candente. Eso puede destrozar cualquier mito que se haya generado entre las sábanas. Lo positivo de estar al tanto de su círculo social, eso sí, es tener localizados a los buitres, que serán aquellos cuyas aportaciones se limiten al clásico guapa. No importa que la chica en cuestión aparezca encamada después de una operación quirúrgica o esté dando de su comer a su adorable mascota. Ellos únicamente se centrarán en el halago físico. Muchas más opciones no tienen.


Ellas querrán conocer al dedillo qué tipos de mujeres son las que despiertan nuestro instinto animal, y, sobre todo, cada cuánto las frecuentamos. Estrechar nuestros lazos virtualmente es, sin duda, más peligroso que invitarlas a una imprevisible velada familiar.

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