martes, 14 de junio de 2011

La cantera está de moda

Por ejemplo en el Atlético de Madrid. Ahora que regresan (cuándo no han estado) las vacas flacas al Calderón, el mensaje del club desprende populismo por los cuatro costados una vez más: por fin vamos a centrar nuestro proyecto en la cantera. O lo que es lo mismo, no tenemos un euro para fichar pese a las salidas del Kun y de De Gea. Bueno, parece que algo de cash sí que habrá, ya que suena con fuerza el fichaje de Diego López por 12 millones de euros. ¿Pero no era tan importante la cantera? ¿Y qué hacemos con Joel, cerrarle la puerta a las primeras de cambio como ya sucedió con De Gea? Y más aún teniendo en cuenta que con la llegada de Roberto y con Asenjo recuperado de su lesión, la portería del Atlético quedaría totalmente cubierta. Parece que la cantera sólo cuenta cuando interesa.

Mientras, en La Masía están de uñas porque los chavalitos del mejor filial del mundo no quieren verse como meros esclavos romanos que intercambian sus dueños en operaciones mercantiles. Todos a una: Montoya y Tiago se niegan a cambiar de aire, reafirmando su sentimiento culé. Aunque hay otros que tal vez no verían con tan malos ojos poder jugar en un equipo de Primera División, como Jeffren o el pichichi de Segunda, Jonathan Soriano. Tampoco es extraño que todos quieran pescar en la cantera más fructífera de los últimos años. Lo contrario rozaría el sinsentido.

La cantera femenina también viene tirando con fuerza desde atrás. Lo podemos ver en la salida de cada universidad, en cada parque, en cada vecindario y hasta en las tiendecitas de helados, como dulces trabajadoras veraniegas. El material del que están hechas no tienen nada que envidiar a las mujeres con más experiencia. Y lo mejor de todo es que probablemente (nunca se sabe) no hayan ido mostrado su tesoro a una cantidad repugnante de hombres.

Pero… ¡mucho ojito! Una ‘Lolita’ en condiciones puede arruinarnos la vida en un abrir y cerrar de ojos. Esa mezcla de provocación e inocencia hacen que sean irresistibles. Volverán a hacernos sentir como cuando teníamos 15 años y nuestro amor era único, furtivo, salvaje. El único inconveniente es que ellas son mucho de jugar a varias bandas y sobre todo, de sacar beneficio económico de todas ellas.

Una joven ninfa nos puede volver completamente locos. Hasta que un día salgamos de su casa por la mañana temprano y nos diga que se va corriendo con sus compis de clase, “qué vergüenza que nos vean juntos”.

Entonces nos compraremos un Donut de chocolate y un batido de fresa en la panadería de nuestro antiguo colegio. Ha sido bonito regresar hacia atrás por un momento (Especial homenaje a J.A.A.).

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