viernes, 14 de septiembre de 2012

La mudanza y el ex

¿Por qué cojones tienen que estar los ex metidos hasta en la sopa? Es que a veces la situación es surrealista, yo diría que hasta barroca. Tanta naturalidad en todo lo que en realidad es extraño termina resultando repugnante, el efecto es el contrario al esperado. Sí, estamos de acuerdo en que los ex novios van a estar ahí siempre: que si las llamaditas, que si los mensajitos, que si qué guapa estás y que si te invito a comer. Vale, es así, y aunque nos produzca arcadas pues nos desahogamos embistiendo a su ex novia (ahora es la nuestra) cada noche.

Pero las mujeres siempre sobrepasan los límites. Si les das la mano, te cogen hasta el mismo corazón. Y lo que parecía una relación “cordial” se ha convertido en una pantomima. Él quiere estar presente de forma constante, por lo que utilizará la táctica más vieja, a la par que eficaz: considerar a la mujer un ser inútil. Sí amigos, no he visto nada más machista que ofrecer tu desinterada ayuda para todo: hacer una chapuza en casa, cuestiones económicas, soporte en el transporte diario, etc. Ella, que siempre se ha jactado de lo independiente que es, accede porque “es muy buena persona y sólo quiere ayudar”. Los cojones.



Y claro, después se producen episodios desagradables. Y aquí sí que me baso en hechos reales de una relación que conozco bastante bien. Ella vive sola (con una amiga) y ha decidido mudarse de casa. No os penséis que el traslado es de una a otra punta de la ciudad: es en la misma calle. Pues bien, el ex novio ya está avisado para hacer la mudanza, porque al parecer, es un reputado constructor en España y sabe muy bien lo que hace. El novio, mientras, haciendo el parias en su casa. “¿Qué tal el fin de semana, tío? -Bien, lo que pasa es que casi no he visto a mi novia porque está de mudanza -¿Te da pereza ayudarla? -No, le ayuda su ex”. Silencio. No hay nada más que decir.

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