jueves, 4 de octubre de 2012

Cómo ser Sergio Ramos sin morir en el intento

Hace años profesaba poco menos que odio hacia él, pero ahora me declaro ‘Ramista’. Existen dos conclusiones básicas que saco de la guerra abierta con Mou. La primera es que el central andaluz le está echando arrestos: no se baja de la burra pase lo que pase, algo que más o menos ha hecho Casillas. Pero también es verdad que su posición es privilegiada. Él mismo lo dice: lleva 8 años en la ‘Casa Blanca’ y “tiene el culo pelao”. Esto significa, básicamente, que si se marcha por la puerta de atrás de Chamartín ofertas no le van a faltar. Aparte por supuesto del cariño que ya tiene de una gran parte de la masa social merengue. La otra está hipnotizada por ‘The Only One’.



Y es que no se puede ser un rebelde sin causa así, a la ligera, a las primeras de cambio. Con las mujeres es necesario medir los tiempos y comenzar a desplegar nuestro arsenal cuando nos hayamos asentado. Os lo dice un hombre impulsivo que lo suele cantar todo al principio. A veces ése no es el camino, aunque nunca viene mal dejar claro algunas cosas básicas. En primer lugar debemos tener claro que la fémina en cuestión merece la pena (en caso contrario no haremos esfuerzo alguno). Después, hay que intentar encontrar un equilibrio. Por supuesto que no podemos ser unos ‘lilas’ desde el minuto uno porque nos terminarán pisando, pero tampoco es aconsejable irnos al otro extremo.

Hay un momento en la vida en la que nos damos cuenta de que todas, todas las mujeres tienen algún tipo de carga (o tara): ex novios, buitres, hijos que aparecen de repente, gran carga laboral, adicción al sexo, imposibilidad de dejar de mentir, etc. Bien, si montamos un pollo en el comienzo de la relación por alguno de estos incómodos factores lo más probable es que se asuste. Por eso hay que mantener la compostura hasta que ella esté verdaderamente involucrada.

Cuando se haya acostumbrado a ti, cuando esté realmente enganchada a tus embestidas, cuando se comience a poner nerviosa por las mujeres e tu entorno (puedes inventártelas), entonces ataca. No te calles nada. Rebélate. ¡Seamos como Sergio!

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