viernes, 26 de octubre de 2012

El Balón 'políticamente correcto'

Lo del ‘Balón de Oro’ es de traca. La distinción individual más importante del planeta fútbol está perdiendo validez día a día. Obviemos la ambigüedad de los parámetros que se valoran y centrémonos en el sistema de votaciones. Da la impresión de que estamos en la época de la ‘Omertá balompédica’. Se han filtrado los destinatarios de los votos de Casillas. Por partes: el cancerbero no ha estado muy ágil, ya que se ha enervado con facilidad cuando le han cuestionado por eso. No le sienta bien que se sepa que no va a seguir con el rumbo marcado por el Real Madrid (que no es otro que el que designa José Mourinho).



No, Cristiano no es el favorito para el capitán madridista. ¿Por qué? Pues quizás porque quiere posicionarse del lado de Sergio Ramos, el nuevo líder del pueblo merengue o tal vez porque no quiere darle votos a uno de sus máximos rivales. El portero cree que también puede ganarlo y eso es lícito. Dicen (no me queda muy claro) que los jugadores pueden votarse a sí mismos. Ninguno lo hace porque se supone que no sería políticamente correcto. Ya que todo es un cachondeo, pues que lo hagan. Que sí, que el capitán de la selección egipcia se vote a sí mismo para salir en la lista y así sucesivamente.

El sistema no es congruente, ni natural, ni justo. Siempre se quejan cuando este tipo de premios lo otorgan los periodistas, pero visto lo visto, resulta mucho más objetivo. Un profesional podrá tener unos colores u otros, pero no puede votarse a sí mismo porque no es Cristiano ni Messi, ni Falcao. Una cosa hay que reconocer en este caso: lo políticamente correcto seguramente responderá a la lógica. Esa es la mayor ventaja de Leo: es el mejor, se mire desde el prisma que se mire. Pero que cada cual vote a quien quiera.

No es condenable defender lo tuyo, máxime cuando crees que de verdad superas a otros. Messi se puede permitir aparentar modestia, los demás no. En ocasiones tenemos que apostar por nosotros mismos ante la amenaza de potenciales buitres. “Ese tío es un analfabeto y un calzonazos”. Igual no es lo correcto, pero es la verdad y en el fondo ellas también lo saben. Claro, la cosa cambia cuando sale a la palestra el nombre de una de sus ‘enemigas’.



A ver, nosotros estamos muy felices con nuestra relación, pero hay que confesar que la otra tiene una pechera que quita el hipo. Que nos pone cachondos, vaya. Señores, aquí toca ser políticamente correcto: “No es tan guapa, yo ni siquiera me había fijado”. Que no enteren nunca de nuestras votaciones.

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